Villalonga llega, pero se queda Soler
Me ilusiona la llegada de Villalonga, más por su glamour, antecedentes y contactos, que por el conocimiento que tiene del fútbol que es similar al de Wollstein: nada. Pero su capacidad de gestión y explotación está a años luz de la del otro. Un hombre de confianza de Soler me preguntó: ¿Tú a quién prefieres gestionando al Valencia: a Wollstein o a Villalonga? La respuesta es evidente y en ella va el comienzo del fin de la era Wollstein. Esta tarde podría ser la firma del acuerdo o una penúltima reunión. Soler seguirá siendo el propietario del 37% del club y Villalonga gestionará y cobrará por objetivos. Es decir Villalonga no pone ni un euro y no arriesga nada más que su prestigio. Creo que, no vendiendo Soler sus acciones (que sería lo ideal), ésta es la mejor solución posible para Soler y el Valencia. Y es la aceptación implícita de Soler y su corte de pelotas y floreros de que ellos por sí mismos ya no pueden sacar al club del pozo en el que lo han metido. ¿Se me ha entendido o lo repito?
Y me inquieta lo de siempre. ¿Dónde están lo límites de lo que puede hacer Villalonga sin permiso de Soler? Ahí está la clave, es mucho más importante que los cambios en el Consejo, es la autonomía de decisión. Si Villalonga tiene que pasar por Soler para cosas de medio pelo, tendremos el mismo perro con distinto collar. Es lógico pensar que sólo para cuestiones de altísimo nivel, Villalonga que no se juega ni un euro, pida permiso a la familia Soler que según ellos tienen invertidos 71 millones de euros.