Atreverse a perder para poder ganar
No será fácil que hoy la Selección supere a la rusa sino arriesga. Pero arriesgar puede llevar a cometer errores. No hay caminos sencillos y la verdad es que a mi me pasa lo que a Joaquín Sabina, que siempre hemos desconfiado de "ese psicólogo argentino mostrándonos el camino". Pienso todo lo contrario, descubrir el propio camino, y recorrerlo con honestidad, me parece lo más complicado y fascinante que nos ha tocado de ese tiempo que llamamos vida.
Pensaba en ello leyendo el otro día un artículo en un periódico nacional, en el que un psicoterapeuta, al respecto de las actuaciones de José Tomás en Las Ventas, venía a decir que: "arriesgar la vida no es síntoma de equilibrio psicológico. Hay que empezar a hacer apología de la cobardía". Vaya de entrada que uno no es aficionado a las corridas de toros, aunque me parece que José Tomás debe ser un valiente que está haciendo historia, si se me permite, en el ámbito del deporte, como ha publicado el New York Times. Lo que me parece más interesante es analizar esta actitud defendiendo la cobardía, siempre bajo el aspecto de prudencia. Es tan viejo como la humanidad. Sin embargo, se olvida que no han sido los cobardes los que nos permitieron progresar, ni como especie ni como sociedad. Por cierto, obvio es decirlo, todos morimos, los valientes y los cobardes. Y a veces, la única diferencia es que los primeros suelen hacerlo con dignidad. Arriesgar tiene que ver con un impulso vital, diga lo que diga el psicoterapeuta, que nos distingue del resto de las especies. Arriesgar la vida es una cualidad exclusiva de los humanos.
De ser cobardes, no nos hubiéramos acercado al fuego, ni hubiéramos habitado las cavernas, ni hecho frente a las fieras, ni adentrarnos en la sabana, ni expandirnos, ni haber mirado con curiosidad a las estrellas, ni navegar por el proceloso océano poblado de miedos y leyendas. Tampoco hubiéramos explorado el interior de los continentes, ni los polos, ni las montañas del Himalaya; no hubiéramos hecho frente al nazismo ni a todos los totalitarismos que nos quieren callados, obedientes y cobardes. Por eso hay que atreverse a fracasar. Tenemos que salir a por ellos. El mejor consejo para la Selección es la frase que dijo el otro día José Tomás: "Hay que contar con la posibilidad de morir (perder). Hay que tener miedo y aprender a superarlo y gestionarlo. Hay que correr siempre hacia adelante, nunca para atrás".
Sebastián Álvaro es director de Al Filo de lo Imposible.