Senna, el héroe más improbable
Tiene 32 años, nació en Río y, a diferencia de la mayoría de sus compatriotas, llegó a Europa tarde y en silencio. Se hizo in extremis con la última plaza de titular que quedaba libre en esta Selección, la de mediocentro, tras el caso Albelda y adelantando sobre la línea a Xabi Alonso. Además, tal vez por su físico estilo Makelele, se le ha colgado el cartel de pivote defensivo cuando en el Villarreal lleva años brillando bastante más arriba, siempre con un Josico o un Eguren detrás de él. Sin duda, si había un héroe improbable entre los catorce españoles que ayer rompieron el último gran muro de nuestro deporte, ése era Senna.
La pasada semana, los periodistas italianos votaron qué español elegirían si pudieran alinearlo con la azzurra. Me sorprendió que Senna fue el sexto más nombrado. Fui un pardillo por dudar. Si de algo saben los italianos es de ganar grandes partidos y ayer Senna se agigantó hasta el infinito. Fue el destructor que se le supone (cortando y tapando) y el organizador que es (distribuyendo y llegando). Su partido creció de brillante a memorable según se acercó el final: tiró al palo, jugó una prórroga descomunal ostensiblemente tocado y remató la exhibición tirando un penalti lleno de clase. Hemos tardado en darnos cuenta, pero lo descubrimos justo a tiempo: tenemos mediocentro. Y muy bueno.