Sonríe el Niño, Italia tiembla
Lo confieso: creo en Italia por encima de todas las cosas. Vodeviles políticos al margen, me apasiona el país, me cae bien la gente, me divierte su caos y venero su deporte. Sé que no es políticamente correcto, que no es lo que se lleva, que es más bonito hablar del tiqui-taca, del fútbol samba de Brasil (que, por cierto, no deslumbra desde el 82), del fútbol total de Holanda y del sexo de los ángeles. Pues vale, pues me alegro, pero en cada porra de un gran torneo hago dos apuestas, una con el corazón en la que gana España y otra con la cabeza donde Italia sale campeona. Adivinen cuál de las dos me ha pagado más cenas.
Pero... Desde mis lágrimas adolescentes del 94 hemos crecido mucho. Somos más altos, más fuertes y, qué demonios, mejores. Tenemos la delantera de la Eurocopa, el centro del campo de más clase, a ellos les faltan el cerebro (Pirlo) y el alma (Gattuso) y nuestros jugadores, bendita juventud, no tienen miedo. Así lo asegura Torres mientras sonríe abiertamente. ¡Sonrisas antes de enfrentarse a Italia! Definitivamente, los tiempos están cambiado. Para bien. Esta Selección cree sin titubear y creer es condición indispensable para lograr. Y según escribo, me empiezo a animar. A ver si va a ser cierto que podemos... Por una vez, que tiemblen ellos.