Cuando el gol es algo natural
A veces el fútbol vive de situaciones falsas que generamos un poco todos. ¿Cuántas veces nos han oído decir que un jugador con su futuro por resolver no rinde igual? Villa fue puesto en el mercado por su club antes de la Eurocopa y hubo casi un clamor popular para que se cerrara su posible traspaso antes de que comenzaran los partidos porque, de lo contrario, nos podíamos olvidar de sus goles. Pues a las pruebas me remito. Pamplinas. El que es bueno no se permite lagunas porque su cabeza esté en otro lado. Además, rindiendo como lo está haciendo, el presunto traspaso será más suculento para el Valencia y para él mismo. En todo caso, los posibles compradores han cometido un error garrafal de cálculo.
Igual que no se improvisa un goleador como Villa, sí se inventan de forma natural los cánticos de ánimo. El "Villa maravilla" que suena en Austria, en cada rincón, por boca de los aficionados, ha surgido de forma espontánea. Y eso se debe a que el asturiano cala en la gente. Puede que no sea el mejor expresándose, ni tampoco el más simpático, ni siquiera el que mejor se sabe vender, pero llega con intensidad a la grada. Sus latigazos en el área hacen vibrar. Lo extraño es que haya explotado tan tarde a nivel mundial. Lo de fuera siempre nos ha parecido mejor. Por cierto, los goles de Villa también han arrinconado a los nostálgicos que entendían como una profanación que el asturiano luciera el número siete en su espalda.