Una carrera interminable
En el año 1971 hubo dos acontecimientos que marcaron para siempre mi relación con las 24 Horas de Le Mans. El primero fue que un español, José María Juncadella, llegó a ir primero en esta carrera con un Ferrari 512 M ¡amarillo! Fue justo a la mitad de la carrera, desde las tres y veinticinco de la madrugada hasta las cuatro y treinta y cinco minutos. No se pueden imaginar la importancia que se dieron a esos setenta minutos de gloria, fue casi como ganar la prueba. Figúrense que todavía guardo la revista Autopista (la número 645) con la historia de aquella hazaña.
El otro hecho que me marcó fue el estreno de la película 'Las Veinticuatro Horas de Le Mans', film que ideó y protagonizó Steve McQueen. Entre uno y otro evento apenas pasaron diez días. Tardé en verla, ya que no era fácil por aquel entonces ir al cine, sobre todo con diez años, pero cuando me contaban una y otra vez que corrían pilotos de verdad y que las escenas eran reales y en color la llegué a mitificar como si la hubiera visto mil veces. Aquel año entendí lo que eran y significaban las 24 Horas de Le Mans. El primer español que las disputó fue Rafael Manso de Zúñiga en 1922 y hoy, por fin, 86 años después, un compatriota puede ganarlas, ya que son junto con Indianápolis el último ocho mil que le falta por conquistar a nuestro automovilismo. Ojalá que Marc Gené convierta este 15 de junio en una fecha mítica y que hoy sea también un punto de partida para que un equipo español como el Epsilon Euskadi las gane algún día.