Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Los 50 más largos de su vida

La mayoría pensará que ser seleccionador es un chollo. Diez partidos al año, veinte entrenamientos y continuos viajes para ver jugadores. Poco trabajo y mucho dinero. Craso error. Empecemos por la pasta. Villar, a diferencia de otras federaciones, no es desprendido con los técnicos. Bastantes entrenadores de Primera triplican el sueldo de Luis. Y en lo del trabajo, si lo medimos por el nivel de estrés, también sale perdiendo. Me consta que a Luis se le han hecho difíciles estos cuatro años, estos 50 partidos al frente de España. No estaba acostumbrado a que en sus equipos mangoneara todo el mundo. Tampoco a ser diplomático. Su carácter visceral no pega en exceso con el cargo. Lo mismo le pasaba a Camacho. Y no digamos nada de Clemente.

Sí es cierto que las satisfacciones son mayores. Cuando gana su equipo, ganan millones de españoles. Eso para Luis no tiene precio. En esta larga trayectoria, una pesadilla que no olvidará, salvo que ganemos la Eurocopa: el partido del Mundial contra Francia. Lleva dos años dándole vueltas a esa derrota. Está convencido que de haber pasado ronda, habríamos sido campeones del mundo. Muchos de los conflictos posteriores nacen de aquella frustración. El míster cree que se nos escapó el partido por falta de liderazgo en el grupo, por egoísmos de unos pocos y también porque no creció la semilla ganadora que había abonado. Y desde entonces, salta con dos de pipas, enseña los dientes cuando no debe hacerlo y está permanentemente en guardia. Espero que el destino le guarde un final ganador. Se lo merece.