El rey de todos los ríos
Oficialmente el río Amazonas se merece ya este título con las bendiciones matemáticas y geográficas de rigor. En concreto, se lo debe a los 183 kilómetros que le distancian del viejo rey Nilo, destronado ahora tras el trabajo de Jacek Palkiewicz, bendecido hace unos días por la Sociedad Geográfica de Lima (Perú). Este explorador polaco realizó una expedición en 1996 en los Andes peruanos con el fin de fijar el lugar del nacimiento del río Amazonas. Y lo ubicó en el nevado Quehuisha, donde se inicia el río Apacheta, a 5.170 metros de altitud en la región de Arequipa y a unos 10 km más al Este de donde hasta ahora se situaba la fuente del Amazonas, el nevado Mismi. Allí comienza un viaje que termina 7.040 km después en el océano Atlántico donde vierte la quinta parte del agua dulce que hay en el planeta.
Cuando estuvimos recorriéndolo en paramotor y globo hace tres años me sorprendió, pues no hay otro río comparable en la Tierra, ni por su longitud ni por su volumen de agua. Sin embargo en fiereza y turbulencia le ganan el Indo y el Yarlung Tsangpo, menores en caudal pero que arrasan cuanto encuentran a su paso. Pero el Amazonas es superior en todo lo demás. Aunque no sólo han pesado las consideraciones científicas en la Sociedad Geográfica limeña a la hora de tomar esta determinación. También han tenido en cuenta factores culturales, pues la comunidad indígena de la zona, los Lari, usa ese valle desde siempre como camino y rinde homenaje al arroyo con una ceremonia en la que le agradecen ser "la fuente de la vida". La madre de todas las sociedades geográficas, la Royal Geographical Society de Londres ha estirado el meñique y elevado la nariz, en el mejor y añoso estilo imperial, y no quita ni pone rey si bien se muestra asombrada de que se emplee tanto tiempo y esfuerzo en averiguar dónde nace.
Cuesta poco avizorar un destello verde de envidia en tal actitud. Y, a quienes nos apasiona la historia de la exploración geográfica, lamentamos su desmemoria, pues dentro de sus centenarios muros tuvieron lugar las más acaloradas discusiones sobre por ejemplo el lugar donde se encontraban las fuentes del Nilo. Debates que incluso tuvieron una muerte relacionada y nunca del todo aclarada, la del explorador John H. Speake. Poco antes de tener que defender en un careo en la Royal Geographical Society frente a su compañero de expedición y luego principal objetor Richard F. Burton su tesis de que el Nilo nacía en el lago Victoria, murió en una cacería. ¿Accidente trágico o suicidio ante la evidencia de que sus cálculos determinaban que el Nilo nacía hacia arriba? En todo caso resulta gratificante pensar que todavía podemos descubrir. Que no todo está dicho y sabido sobre nuestro planeta. Que nos queda un margen para la aventura de conocer, lo que es tanto como decir que todavía podemos soñar.
Sebastián Álvaro es el director de 'Al filo de lo imposible'