El toque tiene fácil antídoto

Varios años apostando por una forma de jugar han servido para que nos conozcan al dedillo. Perú y Estados Unidos venían con la lección aprendida sobre lo del juego de toque. Maniatar a Xavi y poner agresividad a la presión en la medular basta, y más si se ha quedado en el hotel Iniesta. Demasiado previsible, pese a que tenemos grandes inventores de pases. Ayer dificultaba más el juego de nuestros medios la otra ausencia, la de Villa. Definitivamente parece que jugar con dos puntas resulta más adecuado. Hay otro asunto preocupante. Cesc apenas entra en juego si se sitúa junto a Xavi, pero tampoco está cómodo arriba, por detrás de Torres. ¿Para cuándo el gran Cesc?

Cazorla, ante su primera gran oportunidad, pareció cohibido. Igual que Xabi Alonso. El exceso de talento no puede ser un problema, pero sí la forma de explotarlo. La inmensa mayoría aprueba la apuesta de Luis, pero ha llegado el momento de meterle más agresividad. Tampoco sería descartable que algunos como Sergio García y Villa, sobre todo, se pudieran situar en los extremos, para sorprender. De lo contrario, dependeremos excesivamente de la inspiración de Xavi que, por cierto, no es poco.