Me gustaría que la ganase Paul Scholes
No quiero que el Manchester United gane la Copa de Europa por Alex Ferguson, el hombre más antipático, con menos gracia, del fútbol inglés. No quiero que gane el Manchester por Cristiano Ronaldo que, como Ferguson, es brillante, claro que sí, pero como personaje es insoportable. Digo personaje, no persona. Puede ser que en privado sea un encanto de hombre (Ferguson dudo mucho que lo sea), pero la imagen que proyecta en el campo es de un creídillo malcríado. Cada vez que pierde el balón la única explicación posible, según las caras que pone y los numeritos teatrales que monta, es que alguien le hizo una falta; que el árbitro se equivoc que alguna enorme injusticia se ha hecho contra su talento y su derecho divino de salirse siempre con las suyas. No. Yo quiero que gane el Manchester porque los cuatro defensas -Brown, Vidic, Ferdinand, Evra- son, individualmente, unos leones y como bloque, un muro de Berlín.
Quiero que gane el Manchester porque Rooney me parece un fenómeno y me encanta la pareja que ha hecho -los dos unos maravillosos barriobajeros, peleones y talentosos- con el argentino Tévez. Quiero que gane el Manchester porque Ryan Giggs, el extremo izquierdo galés que ha ganado diez títulos ingleses, es uno de los jugadores que más he disfrutado ver desde que debutó hace 18 años. Quiero que gane el Manchester porque Paul Scholes, que no jugó por sanción la final que ganó su equipo en el Camp Nou en 1999, es un jugador cuya grandeza nunca se ha acabado del todo de reconocer. Nada me gustaría más que el tímido, valiente, honesto, decente, solidario Scholes marcase el gol de la victoria.