Schuster logra un notable
Una de las ventajas de los entrenadores que han sido grandes como jugadores es que no pierden el hambre de títulos. Schuster sigue celebrando desde el banquillo los triunfos como si fuera futbolista. También les sirve para tener cierta autoridad sobre el vestuario. Y el alemán la ha administrado bien. No puede haber un solo jugador que levante la voz por haber sido tratado injustamente. Bueno, igual Soldado. Pero en general supo recompensar a los que aprovecharon sus oportunidades. Fue justo en sus decisiones y eso unió al grupo. En ese apartado, como en el del trato con la prensa, ha aprendido con celeridad.
Le ha faltado superar la prueba de las eliminatorias a doble partido. Fracasó en la Copa y en la Champions por fiar demasiado su suerte al Bernabéu. Esa lección queda para la próxima temporada. Aguantó la presión de la crítica cuando no daba con el equipo idóneo, sin tener que renunciar al fútbol ofensivo que había prometido. No se dejó llevar por la corriente resultadista que había dejado como herencia Capello. Si a día de hoy hiciéramos una encuesta entre los socios, Schuster tendría garantizada la continuidad, cosa que no ocurría con su antecesor aunque también consiguió la Liga.