Estudiantes está en la encrucijada
Incertidumbre peligrosa en el futuro del Estudiantes. Cualquiera de las dos facciones que luchan por el poder puede originar problemas, si se empeña en imponer su modelo de gestión a todos los estamentos del club. Y es obvio que el equipo profesional ACB (o, dicho de otro modo, la Sociedad Anónima Deportiva) y el resto de la entidad no deben regirse por los mismos parámetros. Simplificando: SAD frente a club. Un error pretender que el mismo traje sirve para ambos.
En 1991 Estudiantes no quiso aceptar la realidad. Pretendió seguir siendo un club de patio de colegio incluso en la ACB e ignoró sus obligaciones fiscales como SAD. Así hasta que Hacienda, hace poco más de tres años, llamó a la puerta: "Venimos a embargar". La deuda era ya de diez millones de euros. Molesto con los directivos pasotas que motivaron esto, el nuevo presidente quiere un esquema empresarial. Eso puede implicar recortes severos en la cantera, incluso la desaparición del equipo semiprofesional femenino. Por otro lado, si vencen los fundamentalistas, su capacidad de generar recursos económicos es dudosa. Solución: unir fuerzas, conciliar filosofías, gestionar cada cual su parcela con autonomía y respeto.