Gracias a Sneijder no hubo sonrojo
El titular de la columna no está dedicado a alguien en concreto, que también. Como en Mallorca, dos destellos de Sneijder y Robben salvaron del sonrojo al líder. Cierto que ayer tenían disculpa. Es difícil jugar al fútbol cuando uno de los dos equipos renuncia a ello. Pese a todo, al Madrid se le supone entidad suficiente para sobreponerse a tan alucinante espectáculo que le planteaba el rival. Y no supo, porque me imagino que querría. Puede también que la suerte de lo que se iba a presenciar en el Bernabéu quedara echada el sábado al pinchar el Barça en Huelva. ¿Para qué esforzarse más si los perseguidores arrojan la toalla?
Menos mal que el gol de Sneijder nos recordó que lo que estábamos viendo era fútbol. Afortunados porque Robben regaló una jugada genial en las postrimerías para ocultar el lamentable partido realizado. ¿Y el resto? Pues lo de siempre. Raúl sin parar de aplaudir, no sabemos a qué o a quién. La defensa como un flan, pese a la ingenuidad del Murcia. Gago empeñado en que Schuster vuelva al oscuro pasado que representa Diarra. Al menos Casillas tuvo una tarde tranquila. Entre tanta mediocridad, queda el consuelo de saber que el marcador acabó castigando al que más se lo merecía.