El Atlético de las mil caras

Este equipo siempre es una incógnita, poliédrico, con mil y una caras. Es difícil prever, a priori, si ante el Almería, veremos al Atlético alegre y conjuntado que ganó al Sevilla o al que sólo una semana después, triste y deshilvanado, se enfrentó, perdiendo, ante el Villarreal. Aguirre no ha sabido dar continuidad al juego del equipo. Es cierto que, con una plantilla tan desigual y corta, resulta difícil crear un bloque. Pero tampoco conviene olvidar su disposición a rotar, muchas veces, de forma un tanto inexplicable.

Ante el Almería, volvemos a contar con Simao. Su estado de gracia da mucha profundidad al ataque y posibilita muchas más acciones de peligro de Kun y de Forlán. El equipo gana muchísimo con él. Lo que desgraciadamente no cambia es la desdichada y enervante defensa. Aquí da igual el que pongas. Cuando no falla clamorosamente Perea, lo hace Pablo. Y si no Seitaridis o Pernía. Es lo mismo. El balance de la temporada no puede ser más desastroso. Sin los goles que nos ha costado la línea defensiva, tendríamos garantizada la Champions. Más vale que nuestros cracks no se lesionen, porque no tienen recambio, y que la defensa sea consciente de que, si no mejora, su habitual desatino y su falta de concentración nos puede dejar fuera del orbe europeo.