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El mejor de lateral, pero de extremo...

A los grandes les gustan laterales así, porque ofrecen dos jugadores en uno. El Madrid tuvo al mejor de siempre, Roberto Carlos, en la izquierda, y ahora va a por el diestro Alves, futbolista que ha desplazado el centro de gravedad del Sevilla a un costado. Y así, con el corazón en la derecha, ganó cinco títulos en quince meses.

La especie es autóctona de Brasil. Jugadores así no aparecen ya en otros lugares del planeta quizá porque a los entrenadores de infantiles y juveniles les asustan laterales tan largos, que acaban distrayéndose en la vuelta, y les recortan el vuelo. Y además, sólo lucen de verdad como laterales, con cien metros de banda por delante, amparados por el efecto sorpresa, ayudados por los desplazamientos hacia el interior de sus extremos. Pero los técnicos, en ataques de pánico, en partidos calientes, caen en la tentación de adelantarlos. Y con menos campo y sin temple en el centro se quedan en la mitad. Si Schuster lo pretende como lateral, no encontrará nadie mejor para el puesto, pero el Madrid seguiría necesitando un extremo para esa banda, porque Alves no será nunca Cristiano Ronaldo ni Quaresma.