La extraña apatía de los grandes
El Sevilla es el equipo español que, en su día, mejor ha jugado al fútbol estos dos últimos años. El Real Madrid va líder, pero se ve amenazado por el Barça. Tenemos todas las condiciones para un partidazo. Pero, tal y como está la Liga esta temporada, no lo tenemos nada seguro. Igual nos decepcionan. El fin de semana pasado me preparé para ver el Chelsea-Arsenal en televisión con la absoluta seguridad de que sería un partido sensacional, y no me equivoqué. A las grandes habilidades individuales se sumó una intensidad colectiva extraordinaria. Los dos equipos londinenses jugaron cada segundo de los 90 minutos con hambre, con garra, con desesperación. Pero una desesperación organizada; un espectáculo futbolístico para gente mayor.
Veremos el mismo grado de entrega, o algo que por lo menos se le aproxime, en el Bernabéu mañana? ¿Veremos a ese Madrid campeón que acabó la temporada pasada como un huracán? Ya no sabemos. Se ha dado la sensación a veces esta temporada de que nadie tiene demasiado interés en ganar la Liga. Estos ataques de apatía los hemos visto con el Madrid, con el Sevilla, con el Barça, incluso con el Atleti. Cuando juegan bien, juegan muy bien; pero cuando no juegan bien, juegan horrible. Es así. Como si prefiriesen estar en otro lugar, haciendo otra cosa. Ojalá que el Madrid y el Sevilla (pero especialmente el Madrid) estén presentes en cuerpo y alma mañana; que, independientemente de quién gane, no nos vuelvan a decepcionar.