Cesc debe convertirse en el jefe
Igual barajando un poco más se acaban de colocar las cartas. Nos gusta lo de los cuatro jugones pero no conseguimos que los cuatro rindan bien al tiempo. Hasta ahora el que más dificultades tenía para ser él mismo era Cesc. Salvo ayer. El jugador del Arsenal se soltó un poco el pelo, dejó atrás cierta timidez y ya no estuvo tan perdido. Pero sigue siendo menos de la mitad del Fábregas que vemos en Inglaterra. Es como si le diera corte quitarle la manija a Xavi, como si no quisiera estorbar a Iniesta, como si Torres no acabara de confiar en su excelente último pase y por eso no tirara el desmarque. Todo ello se vence con descaro.
En Elche encaró la portería rival, disparó desde la frontal, empezó a tirar paredes en las zonas de peligro, pero sigue desubicado. Estuvo siempre un pelín adelantado y eso le limitaba su perspectiva del juego. Cesc necesita libertad de movimiento y metros para poder desarrollar su juego. En esa barrera de bajitos en el centro del campo que nos asegura posesión de esférico, Cesc aporta la contundencia que no tienen los otros tres. Pese a su corta estatura, domina bien el cuerpo a cuerpo, no renuncia al choque y recupera balones. Si esta España del toque quiere crecer, necesita que Cesc asuma el liderazgo.