Cuatro días maravillosos para los ché
Este año las fallas no han terminado el 19 de marzo, sino el 23. El jueves cayó el Barcelona en la 'cremà' de Mestalla y colocó al Valencia en la final de Copa del Rey y, ayer domingo, se quemó el Real Madrid en su Bernabéu a pies de David Villa y Arizmendi y a manos de Hildebrand. No hay mayor placer: eliminar al Barça y ganarle a los blancos en su campo, hiriéndole para su objetivo liguero. Es el súmum del kamasutra valencianista. Hace cinco días, cualquiera hubiese firmado pasar de puntillas, contra los culés y no perder con el Madrid. Incluyo a Koeman, que puede haber salvado gran parte de su rubia cabellera.
Ayer hubo tres alumbrados. Villa, uno de los damnificados del estilo Koeman, por su soledad; Hildebrand, del que vimos su versión buena; y Arizmendi, un jugador de relleno, con rendimiento de bueno. 'El Guaje' conserva su instinto matador y, cuanto más le acerquen jugadores, más peligro tiene. Y señalaría a Koeman, que está girando suavemente el sistema a mitad camino entre el histórico de Rafa Benítez y Quique y el suyo. Falta la guinda: que el presidente Morera consiga la final de Copa en el Bernabéu y ganarla allí. ¡¡¡Qué orgasmo!!!