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Schuster y su poca fiabilidad

Finalmente va a resultar que Schuster no tenía tanta personalidad como proclamaba. Maneja la presión con desacierto y parece tan colapsado como el equipo. Lo digo porque cuando han llegado los problemas se ha rendido al populismo. Cree que con plantar un equipo ofensivo está salvaguardada su responsabilidad como entrenador. Ayer manejó mal el partido. En ningún momento quiso ver los problemas en la distribución del juego ni apuntaló la defensa. La inclusión de Marcelo en el once titular fue otro gesto cara a la galería, después de lo sucedido ante el Deportivo, que pagó muy caro. Tampoco se atrevió a quitar a Robinho y Baptista mucho antes, pese al calamitoso partido de ambos. Y de ninguna manera Sneijder soluciona la soledad de Guti.

El pundonor de Raúl, Ramos y Pepe no llega para ganar. Tampoco sirve proclamar que el portero rival tuvo su noche. Con eso hay que contar. La sensación que transmitió el Madrid, pese a los siete puntos de ventaja, era de continua crispación, y eso se traslada a la grada, que pierde la paciencia con la misma facilidad que el equipo regala balones en el centro del campo. El alemán atendió la petición clamorosa de sentar en el banquillo a Diarra, pero sin solucionar el asunto de que el resto presionen la salida del balón del contrario para ayudar a los defensas. En esas circunstancias, poco se notó el cambio. Únicamente que el mártir fue ayer Gago. Haciendo un símil con la Fórmula 1, el coche es bonito pero el motor se gripa con facilidad.