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Puede ser el chupete de dos Ligas

Pasaban los minutos y empezábamos a comprender lo mal que le va a Schuster no leer ni ver nada. Es lo que tiene ir de listo. Debe ser el único que no se da cuenta de que con Gago y Diarra juntos el equipo no juega a nada. Como tampoco vio el partido de Copa, se perdió la mano de Etoo y que el colegiado de aquel encuentro, Iturralde, iba a estar especialmente puntilloso en Huelva, para que no volvieran a vacilarle. Si Schuster hubiera tenido conocimiento de ello, igual hubiera hablado de tal cuestión con Sergio Ramos, para que no fuera tan torpe. Insisto, en esas estábamos cuando salió Robinho y cambió la suerte del partido. Ya daba igual que su técnico reconociera su supina ignorancia sobre lo que dicen o escriben en los medios.

Después de una hora de juego empezaba a importar lo que pasaba en el terreno de juego. Y todo gracias a un artista. Robinho ha nacido para hacer feliz a la gente, para que sonrían con su fútbol. En eso es muy parecido al Ronaldinho que catapultó el proyecto Laporta. Hacen falta jugadores de ese porte, que sean determinantes pero que también transmitan alegría, divertimento. No es casualidad que el bache de juego y resultados del Madrid haya coincidido con su lesión. Como tampoco es casual que se ganara la Liga el pasado año cuando Capello se bajó del burro y confió en el delantero brasileño. Robinho, hoy por hoy, junto a Guti, son los jugadores determinantes en un grupo aún con muchas sombras.