La verdad de un gol histórico
Muchos de los que vimos la final de aquella Eurocopa recordábamos el celebérrimo gol de Marcelino. Faltaban siete minutos para el final y temíamos otra prórroga, como había sucedido días antes en la semifinal frente a Hungría. Fue cuando Rivilla interceptó el pase de Ivanov a Jusainov y emprendió veloz carrera por la banda derecha. Cuando un rival salió a cortarle el paso, lanzó a la banda sobre Pereda y este, frente a Mudrik, lanzó un centro a media altura. Sorprendentemente Marcelino aceptó el reto y conectó un cabezazo preciso que sorprendió a propios y extraños, entre ellos fundamentalmente a Yashin. ¡Gooooool! Era la victoria.
No sé cómo se vería entonces en la televisión y además en aquellos tiempos sólo había una cámara, situada en el centro del campo. Años después las imágenes de TVE mostraban a Amancio, con el número siete, avanzando por la banda y lanzando un centro al área soviética. A continuación se veía el remate de Marcelino. Ello llevó a mucha gente a considerar que el gallego era el autor del pase. Algunos apostaron esa baza y no creían lo que relataban los periódicos o recordábamos los asistentes, que el pase había sido de Pereda. Hace unos días en Fiebre Maldini, el gran Julio demostraba con imágenes que efectivamente fue el burgalés el autor del pase victorioso. Gracias, Julio. Todavía no me gana Alzheimer.