Que no nos tomen por tontos
El colmo del disparate es que ahora se monten ruedas de prensa en el fútbol para pedir que se acaben los debates. ¿Estamos locos? Lo vivido ayer en la Federación es lo más surrealista que uno recuerda sobre temas de Selección. Un entrenador explicando que no tiene nada personal contra un futbolista y éste asegurando que le gustaría jugar pero que acepta no ir convocado. ¿Y? Hasta ahí llegábamos. ¿Mañana habrá otra comparecencia con Guti? ¿Y pasado otra con Joaquín, o con Víctor Valdés? Conozco lo suficiente a Luis como para asegurar que el paripé de ayer le ha revuelto el estómago. Entonces, ¿por qué se prestó? Lo desconozco, pero no tengo dudas de que le pasará factura. Un seleccionador no está para esas cosas.
Raúl, mientras, ejerció de chico bueno que quiere lo mejor para España. Pues si ese era su deseo, sobraba hacer pública su reunión privada con Luis. Sobran también las intoxicaciones de su entorno cada vez que se acerca una convocatoria. Lo peor del numerito de ayer es que ni uno ni otro podían decir la verdad cuando los periodistas preguntaban. Y esa verdad pasa porque Luis, al margen de cómo esté o deje de estar Raúl, dejó de confiar en él hace muchos meses. Es más, no se fía. Y a Raúl, tras perder el papel protagonista en el pasado Mundial, ya no le hacían ni pizca de gracia los métodos de motivación de Luis. Eso es lo que pasa. Ni más, ni menos. El resto es allanar el camino para que Raúl esté en la Eurocopa. Allá ellos con su conciencia.