Robben justifica su fichaje
Los grandes jugadores se ven en las grandes citas. Robben fue el gancho electoral de Calderón. Por aquella época Cristiano Ronaldo no era la megaestrella de hoy día y el holandés estaba el primero en todas las listas. Entre que llegó un año tarde y encima medio lesionado, aquello sonaba a pufo. Han pasado seis meses y justo ahora aparece, cuando se ventila la temporada. Si ayer sus compañeros hubiesen estado a su altura, el Madrid habría dejado sentenciada la eliminatoria en Roma. Pero Robben no tiene suerte. Ya le pasó en el partido contra el Betis. Su brillantez queda eclipsada por el bloqueo que padecen otros. Al menos sirvió para ayudar a conseguir un buen resultado.
Se volverá a hablar de fallos defensivos, de cierta tibieza de los zagueros pero en esta nueva derrota no fue el factor principal. Ayer fallaron los de arriba. Salvo la pillería de Raúl en el gol y un postrero disparo al palo de Van Nistelrooy, faltó agresividad para matar el partido. Puede que también faltara valentía en Schuster, empeñado en amarrar metiendo a Diarra en el once titular. Se echó mucho en falta a Baptista para aprovechar esos pases atrás de Robben. Se ha perdido un partido, que no una eliminatoria, y se ha recuperado un gran futbolista.