Repitió Ernesto Valverde a lo largo de la semana que el equipo se debía hacer fuerte en casa. Esa era la clave para seguir en puestos de privilegio. Pues lo cierto es que el Espanyol estuvo ayer más flojo que nunca en Montjuïc, donde ha cosechado dos derrotas seguidas que le privan de salir de la treintena de puntos, una barrera que parece insalvable. Ayer, más allá del bloqueo generalizado, la cruz del encuentro fue la inseguridad defensiva. El Recreativo de Huelva, si hubiese tenido el cien por cien de efectividad, pudo haber marcado más de cinco goles antes del descanso. Es crudo, pero real.

Pero no sólo la defensa estuvo inestable en su primera faena, la de defender, sino también en la salida del balón. Con un juego muy lento es muy difícil meterle mano a un equipo tan ordenado como el Recre, que ayer parecía el Bayern Munich. El Recre de ayer no merece estar en la delicada posición por la que pasaba, e hizo válida aquel viejo tópico del entrenador nuevo victoria segura. Sinama ha sido, posiblemente, el mejor delantero que se haya visto por Montjuïc, pues él solito volvió loco a la defensa blanquiazul y pudo marcar más de los dos tantos que materializó. El Espanyol debe recuperar la estabilidad para seguir arriba.