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Las piedras en el camino de Luis

Me consta que la indecorosa vestimenta que lucíamos ayer, no es una nueva jugarreta de los que le buscan las cosquillas a Luis desde hace tiempo dentro de su propia casa. No, aunque no se justifica de ningún modo. Ni marketing ni puñetas, lo de la camisetita amarilla no tiene nombre. Si alguien creía en el maleficio de ese color, se agarrará a este amistoso para evitar en un futuro. Igual Aragonés no tenga oportunidad. Por desgracia, su semblante no habría cambiado jugando con la roja. Su cabeza estaba en otro sitio. Apenas hubo una pequeña reacción cuando marcó Capdevila. Ahí sí le pudo el corazón. Se estaba ganando a uno de los grandes.

Luis no merece el infierno en el que vive. Pero sería injusto si no añadiera que él se lo ha buscado, porque desde que llegó sabía con la tropa que tenía que guerrear, y no me refiero a los jugadores. Sabía que esta gente, hablo de Villar y los que chupan del bote a su lado, le eligieron por la petición unánime de los medios, y no por convicción. Si piensa que lo mejor es que le echen, debe irse él. Utilizando el lenguaje castizo, las circunstancias se lo han puesto a huevo. Se puede ir tras ganar a los subcampeones del mundo y despedirse de forma elegante, aunque haciendo la peineta a unos pocos.