Está claro que el halago debilita
Por mucho que un entrenador diga que el vestuario no está crecido, los jugadores leen, escuchan y ven todo. Hacía meses que el Madrid no recibía tal catarata de halagos. Sólo faltaba que Aragonés se hubiese sumado a la fiesta convocando a Raúl y Guti ante Francia. Tanto halago no es bueno porque te transporta a un mundo feliz que dista mucho de lo que luego te encuentras por esos campos de Dios. Si además te pilla un equipo trabajado como el de Emery, que usa la estrategia como arma letal, se te cae el pelo. Y eso ocurrió durante muchos minutos en Almería. Los blancos parecían jugar un amistoso mientras que a los locales les iba la vida en cada balón.
No era un problema de indolencia, no. Simplemente iban en otra marcha. Únicamente Robinho y Guti mantenían el tirón. El delantero abusaba de individualismo y Guti buscaba y buscaba pero no encontraba. Y para colmo la defensa se comía todas las jugadas ensayadas y metía el dedo en el ojo del rival explotando el lateral de Salgado. Otro inconveniente fue la ausencia de Gago. El Madrid juega mucho menos con Diarra en el once titular. Otra decepción es Sneijder. Ni como suplente, ni ayer como titular encaja.