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La aventura y las mujeres

Una amiga historiadora, estudiosa de sucesos trascendentales del descubrimiento de América, me planteaba que quizás haya una diferencia esencial, puede que genética, entre mujeres y hombres a la hora de evaluar y asumir riesgos. Decía que puede que al ser ellas las principales encargadas de perpetuar la especie, les hace más prudentes y cuidadosas. Es posible que tenga razón, aunque hay que tener en cuenta el papel secundario que, durante siglos, la historia y la sociedad ha otorgado a las mujeres, condenadas a la casa y a los hijos. Las cosas están cambiando, y eso tiene que ver con el papel protagonista que las mujeres han decidido jugar. En este aspecto la revolución experimentada en España en los últimos treinta años ha sido espectacular. Tengo la fortuna de ser amigo de alguna de las mujeres que más están cambiando el perfil de la mujer aventurera. Hoy tenemos a la mujer que más escala en roca en el mundo, Josune Bereciartu; a Carmen Portilla que lleva liderando el espeleobuceo a nivel mundial, y a un montón de chicas como Silvia Vidal, Ester Sabadell, Emma Roca, Rosa María Real, Rosa Fernández o Chus Lago, que han cambiando el alpinismo femenino.

Pero es Edurne Pasabán la que mejor simboliza el trabajo de todas ellas. Edurne lleva peleando en silencio, y jugándose literalmente el pellejo, durante estos últimos años, en un trabajo duro y sacrificado, por escalar los catorce ochomiles. Ya lleva nueve y dentro de mes y medio partirá hacia el Himalaya para intentar el Dhaulagiri, junto con Iván Vallejo, nuestro amigo ecuatoriano que intentará completar con este ochomil el último que le falta para ingresar en este selecto club de apenas catorce alpinistas, todos ellos varones.

En los últimos tiempos no ha sido fácil la vida de Edurne. Se mueve en un mundo de hombres, no siempre respetuoso. La climatología no la ha acompañado, y diversos problemas personales la han hecho más vulnerable en lugares donde se puede pagar muy caro. Al pie de una gran montaña, cuando piensas que todos los boleros han sido escritos para ti y no ves una luz al final del túnel, es muy fácil abandonar. A pesar de todo el Broad Peak se rindió a su fuerza. Y, con una generosidad femenina, esperó a su contrincante, la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner, para darle la mano y subir juntas a la cima. No va a ser fácil el Dhaulagiri. Hace un año un alud sepultó a dos buenos amigos, Ricardo Valencia y Santiago Sagaste, en ese maldito campo 2 donde nosotros también estuvimos a punto de quedarnos. Hay que ser valiente, tanto como la monja alférez y desde luego mucho más que el común de los varones para intentar lo que va a hacer esta primavera mi amiga Edurne Pasabán.

Sebastián Álvaro es director de Al Filo de lo Imposible.