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Resistió con los plomos fundidos

El Atlético sobrevivió a duras penas y ahora tiene una oportunidad en el Calderón. Pero el equipo de Aguirre estuvo groggy durante muchos minutos, a merced del Valencia. La expulsión rigurosa de Motta en el minuto 25 le fundió los plomos y Aguirre le dejó con electroencefalograma plano cuando quitó en el descanso al Kun Agüero. Era dejar al equipo sin su única arma mortal, porque del pequeño genio argentino se puede esperar que haga milagros, aunque se quede solo arriba y rodeado de enemigos. El Kun sabe cazar en solitario. Forlán es otra cosa, necesita acompañantes, futbolistas que le busquen, que encuentren sus desmarques. Y en Mestalla, tras la expulsión de Motta, los jugadores del Atlético no estaban para buscar a nadie, sino para resistir.

Yeso es lo único bueno que hizo el Atlético ante el Valencia: juntar mucho sus líneas y aguantar más de una hora con diez jugadores. Todos corrieron, se fajaron, dieron patadas a cualquier parte y sufrieron para salir vivos y mantener la opción del partido de vuelta. Pero el Atlético no llegó ni una vez a la portería de Hildebrand. Fue un partido en una sola dirección. A este Valencia de Koeman le falta chispa y desaprovechó una ocasión única para resolver la eliminatoria frente a un Atlético tocado y maltrecho. Ahora a Aguirre y a los suyos les queda una semana para recomponer el equipo que ofrece señales alarmantes. El Valencia le perdonó y le ha dado la ocasión de resucitar en la caldera que será el Calderón, pero el equipo parece agotado y sin rumbo.