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Hipocresía y hombres civilizados

Uno de mis héroes favoritos es Luis de Saboya, duque de los Abruzos, descubridor y explorador, entre otros muchos lugares, del K2 en 1909. Siempre me ha sorprendido que a pesar de haber nacido en el Palacio Real de Madrid, sea todavía hoy tan desconocido en España. Y sin embargo Luis de Saboya fue uno de los grandes aventureros de comienzos del siglo XX. Le debemos la genial intuición de por dónde discurriría la ruta hasta la cima del K2. Intentó llegar al Polo Norte, y se quedó muy cerca del lugar donde se cruzan todos los meridianos, desveló el misterio de las Montañas de la Luna, en el Ruwenzori, y durante muchos años fue el hombre que mayor altitud había conseguido. Además fue un hombre cabal y un militar prudente. Durante la Primera Guerra Mundial, como responsable de la armada italiana, se jugó varias veces la vida, su prestigio y los barcos, en contra de lo que pensaban los políticos italianos, y logró rescatar a más de cien mil serbios impidiendo que fueran masacrados por las tropas austríacas.

Este hombre valiente y un noble tan poco al uso, se retiró a Somalia, donde después de poner en marcha una cooperativa agrícola muy adelantada para su tiempo, murió en 1933 tras una larga enfermedad. Cuando sus amigos le dijeron que por qué no elegía Italia para ponerse morfina que le aliviase sus últimos sufrimientos, les respondió: "Prefiero que en torno a mi tumba se enlacen las fantasías de las mujeres somalíes, antes que la hipocresía de los hombres civilizados". Sin duda se refería a las controversias que había tenido con la clase política de su país, ávida de apropiarse su nombre y prestigio. Me ha venido a la mente su figura y su último gesto de gallardía y lucidez al ver las noticias de nuestra campaña electoral. Dan ganas de sacarse un billete sólo de ida. Se avecina época de rebajas, de promesas a tontas y a locas, de ataques sin piedad. Quizás, en el fondo, lo que cantaba el famoso tango Cambalache para el siglo XX ("problemático y febril" donde el que "no llora no mama"), va servir también para el XXI. La derecha se hace progre, la izquierda, parece reaccionaria, los blandos duros, los moderados débiles. Los tertulianos critican al presidente francés Sarkozy por irse de vacaciones con su novia, en una operación que suena o a envidia o a trasnochada moralina. Y nadie cuenta que ha decidido que la televisión pública francesa sea sufragada por los impuestos y que no emita publicidad. ¿No debería la izquierda preocuparse de la cosa pública y de que los medios de comunicación públicos lo fueran y olvidarse de la vida privada del contrario? A mi edad pienso que Luis de Saboya tenía razón: hay que alejarse de la hipocresía de los hombres civilizados.

Sebastián Álvaro es director de 'Al Filo de lo Imposible', de TVE.