La Copa no les gusta a los técnicos
Alos entrenadores no les gusta la Copa, les debe parecer un esfuerzo superfluo, demasiados partidos. Por eso se dedican a llenarnos los equipos de suplentes y a devaluar las eliminatorias. Se trata de ir pasando rondas mirando al tendido, sin ofender a nadie y si se puede con el mínimo esfuerzo. Para ellos, la Copa sólo se convierte en objetivo prioritario si se alcanzan, por lo menos, las semifinales y entonces sí pasa a ser una competición muy bonita, que a todo el mundo le gusta jugar. Eso es al final. Hasta entonces nos llenan los miércoles coperos de bodrios y duelos descafeinados. Aguirre ayer actuó como los demás y nos colocó una alineación con aroma a banquillo en la que brillaba la presencia de Forlán, que ese vale para todos los partidos.
Y la cosa le abría salido bien si Forlán hubiera tenido el punto de mira ajustado, pero no era así y el excelente delantero uruguayo falló dos ocasiones clamorosas en el primer tiempo, que hubieran resuelto el encuentro y la eliminatoria. No fue así y el Atlético se acomodó. Los mensajes de los entrenadores acaban calando. Y si ellos quieren ganar con el mínimo esfuerzo y con los suplentes, los suyos se aplican con empeño para darles la razón. El Atlético de Copa se fue deshaciendo como un azucarillo hasta ser borrado del campo en la última media hora. Y eso que Aguirre se acordó de Agüero y le dio la oportunidad de saltar al campo y resolver el partido. Era demasiado tarde. Y el empate fue un mal menor para este Atlético que amenaza con tirar la Copa.