Cuando el portero gana el partido
Como se ha puesto de moda fabricar ofertas por jugadores en cuanto cogen una racha buena de cuatro partidos, me imagino que Casillas y Robinho habrán tomado nota de todo lo que está ocurriendo con Sergio Ramos. Puestos a revisar contratos, ellos deberían estar antes en la cola que el de Camas. Ayer demostraron nuevamente que, como en tiempos pasados, con un portero que lo para todo, y un delantero que hace dos virguerías, el Madrid puede ganar un partido. Un encuentro que iba para goleada del Zaragoza acabó casi en baile de los blancos. ¿Explicación? Sólo una: Casillas.
Setenta minutos de continuas paradas de Iker y apenas diez de magia de Robinho, maquillan un partido que debería preocupar a los técnicos. Por momentos recordó el meneo que en su día le dieron Valladolid o Getafe. Esto indica que existen graves desajustes a la hora de defender. Influyó la baja de Heinze, pero hay algo más. Ayer no fue un día inspirado de los dos delanteros, falló la presión cuando el Zaragoza sacaba el balón desde la defensa. El lateral derecho está desprotegido y Diarra estorba más que defiende. A este paso, la escena final de acabar todos abrazando a Casillas, se repetirá...