Goles para alejar las sospechas

Que Robben es un buen futbolista, nadie lo puede dudar. No hemos soñado sus partidos con el Chelsea o con Holanda. Pero tampoco nos hemos inventado sus lesiones y recaídas. Porque uno se puede pasar horas debatiendo si tiene mejor o peor regate, si su mayor virtud es la velocidad o el disparo seco, pero cuando hablamos de rodillas, tirones musculares y esguinces, nos perdemos. Lo malo para el jugador es que sospechamos que el encadenar lesiones no es fruto del azar, que hay algo más. Los más osados piensan que Abramovich le vendió una moto gripada al Madrid. Para su desgracia, de todo ello se sale sólo con goles.

Ayer marcó su primer tanto. Cuatro meses tardó. Mucho tiempo para quedar inmaculado de prejuicios. Siendo justos, el gol copero estuvo adornado de otras virtudes que parecían olvidadas. Robben mostró ese sprint pocas veces visto en el Bernabéu. Marcó de media volea, algo que pocos jugadores dominan. Empezó a parecerse al de su explosión en Londres. Y lo mejor: no se lesionó. Tampoco hay que desdeñar cómo rentabilizó la noche Guti. Sin su golazo in extremis, el manchón de la prórroga hubiese deslucido también el estreno goleador del holandés. Se lo debe.