Fabio y Julio mandaron callar
Se trataba de no arrugarse. Cannavaro consideró que era su día y dejó claro el mensaje de inicio: por encima de su cadáver. Faltaba hacer lo mismo en ataque y de eso se encargó Baptista. Si Raúl estaba espeso, él tomaría la responsabilidad. Y lo hizo con un zarpazo. La aportación de ambos compensaba el día horrible de Diarra, las dudas de Ramos y la inoperancia de los delanteros. En cambio sí captaron el mensaje Heinze, Pepe y Sneijder, que no paraban de achicar espacios sin quemarle nunca el balón en los pies. De hecho, Pepe tomó el relevo de Cannavaro en la segunda parte.
Felicitación especial para Schuster. Por no temblarle la mano a la hora de dejar en el banquillo a Guti. Por confiar en un jugador como Baptista, que le había respondido en los momentos difíciles. Por estudiar hasta el mínimo detalle del rival. ¿Saben cuántas faltas hizo ayer el Madrid en la frontal del área? Cero. Ni una sola oportunidad para que Ronaldinho lanzase uno de sus habituales libres directos. Eso no es casualidad, se trabaja. El técnico alemán tampoco se arrugó. Es más, mantuvo la amenaza de los tres delanteros todo el partido, pese a ir ganando. Pero vuelvo al comienzo, todo se hubiese venido abajo sin el oficio y la inteligencia de Cannavaro y Baptista.