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El imperio que nació de un tapón

Dinero, pasión y talento son las cualidades que han llevado a la cumbre al Panathinaikos. Ha ganado nueve de las diez últimas Ligas griegas, cuatro de las cinco últimas copas, y acumula ya cuatro títulos de Euroliga. Pero el año pasado fue el mejor de su historia, el de su primera triple corona: Liga, Copa y Euroliga. Esta temporada aspira a repetir, lo que no sería extraño porque tiene el mayor presupuesto, la mejor plantilla y una de las aficiones más nutridas y fervorosas del continente. De igual modo que la Copa de Europa vivió las épocas doradas del TSKA Moscú, del Real Madrid, del Ignis Varese o del Virtus Bolonia, ahora es el club ateniense del magnate Giannakopulos el que puede imponer su dictadura en la escena internacional, con Obradovic de general en jefe.

Curiosamente, todo empezó de un modo muy simple, casi por casualidad, en la final de Copa de Europa que disputaron en París el Panathinaikos y el Barcelona, año 1996. Un tapón de Stojko Vrankovic a José Antonio Montero en la última jugada del partido permitió al conjunto heleno alzarse con la victoria por un solo punto de diferencia. Era la primera vez que un equipo griego inscribía su nombre en el palmarés de campeones de la Copa de Europa. Desde entonces, el Panathinaikos, el 'tsunami verde' que arrolla todo a su paso, ha llevado tres trofeos más a sus vitrinas, y el Olympiacos también conquistó un título, en 1997. Este año, en la Final Four de Madrid habrá sin duda algún representante del imperio griego. Un imperio que nació en París, de un simple tapón.