Suráfrica, potencia continental
No sé si los representantes de la RFEF que presenciaron el sorteo ayer para el Mundial de 2010 habían estado antes en Suráfrica pero, si no, lo más seguro es que se habrán quedado gratamente sorprendidos. No es el tercer mundo; no es Guinea Ecuatorial. Es un país de anchas autopistas, rascacielos de cristal, aeropuertos limpios y eficientes, líneas aéreas con aviones tan modernos como los de Iberia, sistemas de telecomunicaciones de primer nivel e, incluso, unos vinos excelentes de producción local. Johannesburgo, donde se jugará la final del Mundial, es la ciudad más rica - la Nueva York -del continente africano. Hay pobres, claro. Como también los hay en México. A esto voy. Suráfrica tiene bastante en común con México. No es ni primer mundo, ni tercero. La cuarta parte del país, unos 10 millones de habitantes, es de clase media, a nivel europeo.
Y si México ha sido capaz de celebrar dos mundiales en los últimos 40 años, pues Suráfrica es capaz de celebrar uno hoy. Se expresan muchas dudas sobre la capacidad de Suráfrica de construir los estadios a tiempo. Pero ésta es una vieja historia. La oímos siempre que se acerca un Mundial. Incluso cuando se celebra en Alemania. No tengo la más mínima duda (he vivido seis años en Suráfrica y cuatro en México) de que llegada la hora, los surafricanos cumplirán. Se ha hablado de que, en caso de que no acaben las obras a tiempo, España podría emerger como alternativa. Recomiendo que no nos hagamos demasiadas ilusiones.