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Schuster es un gran psicólogo

Primero fue Robinho, luego Marcelo y ahora Gago. Con los tres ha tenido una paciencia infinita Schuster y a los tres les ha hecho ver que pueden llegar hasta donde quieran llegar. La recuperación de todos ellos como jugadores de élite dice mucho del trabajo que realiza el alemán de puertas para adentro. Y en todos los casos hay un nexo común. Robinho y Marcelo estaban marcados por el estigma de ser amiguetes de Ronaldo. La juerga antes que el fútbol, decían muchos, olvidándose de que estamos ante dos internacionales brasileños de apenas veinte años. Lo de Gago era aún peor. Cargaba con la losa de unos fichajes un tanto alocados el pasado invierno y también con el problema de cierta inmadurez para llevar la manija del Real Madrid.

Ayer en Murcia, los tres citados fueron nuevamente claves en el juego del Madrid, antes de la caraja del segundo tiempo. Marcelo empieza a destaparse en ataque pero sin descuidar su tarea defensiva. Gago se ha convertido en el referente del juego por delante de los centrales. Y Robinho desequilibra por la banda y marca goles. Ninguno de ellos aportaría tanto sin la confianza del entrenador. Justo es reconocer que el trabajo de Schuster empieza a notarse con estos jugadores jóvenes y de gran proyección. Se nota tanto que ha convertido a futbolistas casi transferibles en los mejores fichajes de la temporada. Lástima que sus dotes de psicólogo no sirvan con Cannavaro o Diarra, ni con Guti.