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Don Rogelio Federer baja a la arena

Al distinguido público le interesó el símil entre Luis Miguel Nadal y Don Rogelio Federer, herederos tenísticos de aquel Verano Sangriento de 1959 (en realidad, The Dangerous Summer, El Verano "Peligroso"), que Ernest Hemingway consagró en Life Magazine: el duelo de cuñados entre Luis Miguel Dominguín y Don Antonio Ordóñez Araujo. Entre cornadas que iban y venían, el triunfador del verano fue Ordóñez, preferido de Hemingway (Ava Gardner se rifaba a Luis Miguel). El preferido de Patrick Hemingway, hijo del Premio Nobel es el luchador Nadal. Pero...

Pero Papá Hemingway quizá hubiera definido ayer a Don Rogelio Federer tal como retrató a su Ordóñez: "Tiene el valor, la gracia, el conocimiento (...), todo hombre puede enfrentarse a la muerte, pero comprometerse a hacerlo todo lo cerca posible, mientras se ejecutan movimientos clásicos una y otra vez (...) con un sable, ante un animal de media tonelada que uno ama, es más complicado que enfrentarse a la muerte". Ante Nadal, Don Rogelio Federer vacila entre la suerte y la muerte. Ayer despachó una tarde de gracia en 59 minutos, con un parcial como una estocada: 7-0 desde el 4-4, primer set. En un passing de revés, la muñeca del maestro relojero dibujó casi una verónica de Ordóñez: "Con la belleza de la corriente de agua cuando se dobla sobre una presa". Domado Nadal, Federer baja hoy a la arena: a cinco sets y ante el Ferrer de hoy, esto es un paseíllo en solitario, ante seis de Miura. Vamos a verlo, Don Rogelio.