La pesadilla duró 63 minutos...

La pesadilla duró 63 minutos...

Durante 63 minutos el Bernabéu necesitó la respiración asistida. Van Nistelrooy, el verdadero estilete del alirón liguero, sufría su primera lesión de la temporada en el peor día y a la peor hora. Beckham, que había soñado con una despedida a lo grande metiendo el gol del éxtasis en el último minuto como ya hizo en un Inglaterra-Grecia en Old Trafford, también se retiraba de la batalla con un tobillo destrozado y un marcador que mantenía a 85.000 almas al borde de un suicidio colectivo como el del Maracanazo de 1950. El gol de Varela mantenía al Mallorca de mi amigo Manzano por delante, el Barça goleaba al Nàstic en Tarragona y el madridismo estaba sumido en un estado de shock: "¿Habremos llegado hasta esta parte del río para ahogarnos en la orilla?".

Sólo quedaban 20 minutos para el final y los rostros palidecían en las gradas. Pesadilla total. Falta de oxígeno en los pulmones. Angustia. El móvil sin batería. Pánico en el estadio. Los hombres masticando los puros sin encenderlos siquiera. Las mujeres poniendo velas a todo el santoral. Tom Cruise escondido tras sus gafas negras Pero llegaron los actores secundarios, que se pusieron la capa de héroes por un día. Higuaín, Reyes y Diarra. Tres hombres y un destino. Salvar del naufragio al 70% de la población de este país que piensa en blanco. El Mallorca, enorme, murió de pie. Mejor así. Ese final agónico y épico alimentó aún más la leyenda de un alirón gestado en tres meses de locura y clavos ardiendo. Han pasado 144 días, pero por aquí nadie olvida aquella tarde de sonrisas y lágrimas.