'Líderes' que se esconden en las malas
Después de los partidos, siempre comparecen ante los medios dos futbolistas del Atlético, pero sólo Pablo dio la cara tras el esperpento defensivo ante el Villarreal. El resto se tapó de manera cobarde. Ayer hubiera procedido que hablase en rueda de prensa uno de los pesos pesados, preferiblemente alguno de los de atrás, por ejemplo Leo Franco o Perea, protagonistas de los fallos más graves y dos de los veteranos. Pero no. El marrón se lo comió Jurado, que había jugado un cuarto de hora y muy lejos de la zona catastrófica. Además, mandarle a él a dar explicaciones es como poner a un becario a dar el discurso sobre el estado de la nación. Un cachondeo.
Futbolísticamente, este Atleti está en el buen camino, pero el vestuario debería entender de una maldita vez que en esos sueldos talla XXL que manejan van incluidas las críticas y salir a la palestra cuando las cosas se tuercen, porque en las victorias jamás faltan protagonistas. Sus aficionados, que sustentan el negocio del que viven, quieren explicaciones y su obligación es dárselas antes de irse a dormir la siesta. Hasta este verano, había dos capitanes que nunca se escondían, Fernando Torres y Luccin, pero ahora la mayoría se pone a silbar cuando toca hablar. La grandeza es dar la cara en la derrota. Lo demás es cobardía y mediocridad.