Jugando al quiero y no puedo

Esta vez Schuster tiene coartada: la del manido cansancio de los internacionales. Con ser cierto, ese trasiego de viajes y partidos sólo agudizó problemas ya conocidos. El que hayan sido explotados por sus selecciones nada tiene que ver con el desajuste de Guti y Sneijder a la hora de organizar por ejemplo. Por no hablar de lo de hoy juego con bandas y mañana no. También en eso tiene coartada por las ausencias de Robben y Robinho. Y mejor no entrar en la enésima oportunidad perdida por los que se tienen que ganar la titularidad. ¿También estaban cansados Higuaín o Marcelo? Insisto, los problemas son otros. ¿Algún día se darán cuenta de cómo está jugando Cannavaro?

No es la primera vez que da la impresión de que los jugadores del Madrid quieren, pero no pueden cambiar el registro del pasado. Tocan y tocan sin profundidad y cuando se cansan vuelven al fútbol directo de antaño. La conclusión es que nos encontramos ante un equipo desangelado y sin personalidad. Ni ser líderes ni el haber explotado la flor del alemán ni los tropiezos de los rivales directos hacen que el grupo se lo crea. No es la primera vez que vemos a los jugadores con gesto agónico y a Schuster con cara de vinagre en el banquillo. Antes de que se empollen el código de conducta recién estrenado, tendrían que aprenderse el libreto de juego. Desconozco si Schuster además de hacerse colega de los jugadores, aprovecha la semana para inculcarles su estilo.