Hace falta gente como Iniesta

No es por la calidad futbolística del jugador del Barça el titular que abre esta columna, aunque también. Iniesta representa muchas cosas. Humilde donde los haya, juega sin darse importancia. Esa sencillez se nota en su fútbol a la hora de hacer fácil lo que para otros es imposible. Pero al verle, uno tiene la seguridad de que con él no habrá broncas en el vestuario, que con él puede contar el técnico para tenerle en el banquillo si es necesario. Por ejemplo, ayer le tocó pencar en un amistoso que no venía a cuento. Y jugó con la misma intensidad que en Dinamarca. ¿Todos hubieran hecho igual con Liga y Champions a la vuelta de la esquina? Lo dudo.

Su cara angelical se corresponde con la inocencia que destila incluso cuando disputa un balón dividido. En Finlandia volvió a ser de los mejores. Luis, algo atribulado tras el Mundial, ya no tiene dudas, gente como Iniesta, Silva o Cesc son el futuro pero también el presente para llevar el peso del equipo. Y debemos felicitarnos por ello porque ninguno tiene el colmillo retorcido. Con este tipo de jugador tenemos la oportunidad de acabar con una especie peligrosa: la del jugador veterano que se cree con derecho de pernada por el simple hecho de acumular partidos internacionales.