Las balas en la recámara se terminan

Las balas en la recámara se terminan

Tiene su lógica poner publicidad en la camiseta del Athletic. Si hay un club que se recorta de salida sus propias posibilidades, es el bilbaíno, con una merma deportiva que le está dañando la salud. Su filosofía, tan bella como costosa en el extenso significado de la palabra, ya es una distinción suficiente. Otro asunto es que se trate de dignificar al máximo ese pecho, que no se convierta en un quita y pon de marcas comerciales a cualquier precio. Que ese dinero se emplee con cabeza para redimensionar el club, mejorar el trabajo de cantera y la captación de talentos. Que no se destine sólo a la primera plantilla.

Ya resulta menos original y prioritario el hecho de abrir la vía a un millar de socios cuando el nuevo campo está a la vuelta de la esquina, en 2012. Si de por sí se cuelga a menudo el no hay localidades en La Catedral, pues apenas salen tres mil a la venta, cerrar el grifo a la afición esporádica es un error. Ellos deberán resembrar el sentimiento rojiblanco en el futuro, una dura tarea. Porque ser del Athletic, con todo lo que ha ganado este club en su historia, cada vez tiene más mérito. Levantarse los lunes de la cama y ver a los leones ahí...