Blanca y Amaya, dos tigresas
Oro en Perugia-93 y plata en Chieti-07. De Blanca Ares a Amaya Valdemoro, dos líderes, dos deportistas con garra impresionante, dos enormes competidoras. Aquel título de 1993 fue una sorpresa. La Selección española femenina nunca había hecho nada relevante a escala internacional, así que nadie esperaba aquella corona europea. Pero fue merecida. Premio para una gran generación de jugadoras (Blanca, Carolina Múgica, Mónica Messa, Betty Cebrián, Marina Ferragut...) con calidad, temperamento y espíritu de sacrificio. "Este equipo ha trabajado mucho y se ha sentido siempre campeón", diría tras el éxito el seleccionador, Manolo Coloma.
Cierto: el 'espíritu Blanca' no admitía complejos ante nadie. También les favoreció el hecho de que fue un Europeo con sólo ocho participantes, no acudió ninguna selección de la antigua Yugoslavia y Rusia defraudó por culpa de su entrenador, Anatoly Myshkin. España fue campeona invicta (final ante Francia), pero sólo disputó cinco encuentros.Catorce años después, el 'espíritu Amaya' nos ha dado otra final. Otra fantástica generación ha recibido premio a su talento y a su esfuerzo.