La cantada de Abbiati como excusa
Abbiati dio el cante. Vale. Eso lo vio todo el mundo. Cuando mejor estaba el Atlético, cuando parecía que se quería estirar en el Camp Nou, cuando la cosa pintaba bien, cuando el Atlético estaba mejor plantado que el Barça, entonces llegó el portero italiano que alguien se ha traído no se sabe para qué y le regaló un gol a Deco. Para ese viaje no había hecho falta marcharse a Italia. Seguro que en la cantera el Atlético tiene chicos que hubieran merecido la oportunidad. Prefirieron a Abbiati. Cosas de los que fichan y tal. Pero la cantada yo creo que no lo justifica todo. El Atlético si quiere ser grande no se puede derretir al primer contratiempo. Y eso fue precisamente lo que ocurrió ayer. El equipo desapareció con el fallo de Abbiati y más todavía cuando Messi marcó el segundo. Eso era ya demasiado para este Atlético de espíritu endeble.
En el segundo tiempo el Atlético ni lo intentó. Conformista, sin ganas de provocar al Barça, a ver si se van a enfadar y nos meten otros seis. Encima a Aguirre le dio por inventar y mandó al Kun al vestuario. Él sabrá. ¿No habíamos quedado en que a este chico hay que esperarle porque hasta en sus peores tardes puede liarla? Y eso es lo que necesitaba el Atlético: alguien capaz de liarla. Había muchas fórmulas para meter a Luis García sin quitar al Kun. Yo creo que Aguirre eligió la peor. Pero, por otro lado ya daba igual. El Atlético no tuvo nunca ansias de remontar, nadie iba a llamar a las barricadas, todos tenían ya excusa perfecta para la derrota: la cantada de Abbiati.