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Francia de azul oscuro casi negro

Es la primera vez en la historia del rugby que existe un conflicto como el que se ha producido en este caso con las camisetas. Nueva Zelanda siempre ha jugado de negro ante Francia y los galos siempre lo han hecho de azul ante los neozelandeses. Pero este año el diseñador de la camiseta francesa se ha pasado de original y el tono es más oscuro de lo normal. Los franceses han presentado esta camiseta azul oscura y han forzado un sorteo que ha obligado a los neozelandeses a vestir su segunda equipación. En rugby, por cortesía, el equipo local es el que cambia el color de su camiseta en caso de coincidencia con el visitante. Y es por ello que Francia juega de blanco en París ante Escocia y Escocia viste de blanco en Edimburgo ante los galos.

Por ello, Francia debería asumir su condición de equipo local aunque juegue en la ciudad galesa de Cardiff (algo que así decidieron los propios franceses, los organizadores, que no contaban con acabar encuadrados en ese cuarto de final) y ser fiel a una tradición que siempre, hasta este Mundial, se ha respetado. Los franceses no han sido caballerosos y han provocado un conflicto impropio en el mundo del rugby. Algo que trasciende de lo deportivo y desvía el foco de atención del campo. He perdido una columna hablando de una actitud que hay que desterrar del rugby y no he comentado el incomprensible XV inicial que alinea el futuro ministro de deporte francés, el gran visionario del rugby, Bernard Laporte. Au revoir la France, de azul oscuro casi negro.