El buen gusto alemán
Se pregunta la gente mucho estos días si el Real Madrid de Schuster realmente es mejor que el de Capello y, si no lo es, ¿por qué quitaron al italiano? El debate es válido. Este Madrid, como el del final de la temporada pasada, tiene más garra que encanto y más suerte que nadie. Pero hay una diferencia crucial. Si Capello siguiera hoy al mando del club estaría feliz; mientras que Schuster no lo está en absoluto. Al italiano sencillamente no le entraría en la cabeza la idea de que pudiera haber un problema con el juego que hace el actual Madrid. "Vamos primeros, estamos defendiendo bien, ganamos con un buen gol a la contra ante el Getafe: ¿crisis, qué crisis? Más bien, todo perfecto".
Capello se fue porque no cuajaba con la cultura, filosofía e historia de un club como el madridista que se sigue mirando en el espejo de aquel circo triunfal de la era Puskas-Di Stéfano. (Vean el nombre que le han puesto esta semana al nuevo avión del equipo blanco.) Si el club ha hecho bien en fichar a Schuster es porque sabe, y porque reconoce públicamente, que el resultadismo es para el Real Madrid como la materia prima para un restaurante Tres Estrellas Michelín. Sin la salsa, no es nada. El Real Madrid tendría un problema, y grave, si Schuster estuviera satisfecho con ese primer puesto en la Liga. No lo está. Eso ya es motivo para celebrar que Ramón Calderón haya echado al italiano del club y puesto en su lugar a un hombre de buen gusto como el alemán.