Ganar con un juego lamentable

Cuando juegas mal cuatro partidos seguidos no es casualidad. El Madrid marca desde hace un mes una tendencia negativa que ayer alcanzó el límite en Getafe. Pero ganó. Como frente al Almería o el Betis. Ganó con fortuna, jugando a nada, aprovechando de forma mísera el enorme potencial ofensivo, favoreciéndose de un error puntual de un auxiliar que no levantó la bandera. Posiblemente los resultados le sirvan a Schuster para seguir buscando su equipo ideal, para que entiendan su ideario, pero en un mes se han desvanecido muchas de las ilusiones que había generado su llegada al Madrid. Es como si se enfrentara a unos jugadores demasiado acostumbrados a hacer las cosas mal.

En tales circunstancias, las famosas rotaciones son un trastorno añadido. Los suplentes que entran de refresco juegan con desgana y los titulares que salen para arreglarlo lo hacen con la misma apatía. Ayer se volvieron a retratar jugadores como Drenthe o Gago. Su nula aportación al equipo demuestra que el potencial de la plantilla no era el que se había vendido. A ellos se unió ayer en el papelón Robinho, igual ofuscado por las críticas de su técnico en las últimas horas. Por no aparecer no apareció ni Raúl, todo entrega para no acabar oliéndola. Pero el equipo sigue líder y a ver quién es el guapo que cuestiona estas carencias. La cuestión ahora es saber si los que tienen la responsabilidad miran para otro lado o deciden dar un puñetazo en la mesa.