Rotaciones y falta de entusiasmo
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Segundo toque de atención para los de Schuster. Entendería que le saliera humo de la cabeza alemán. Si no practica las rotaciones, el equipo se le puede desfondar cuando llegue marzo y, si lo hace, se le deshilacha ante cualquier rival entusiasta. Parece mentira que con dos o tres cambios se baje tanto el nivel. Era la primera gran oportunidad de Drenthe en su posición natural y no olió el balón. Es más, por momentos dio sensación de jugador chisgarabís, zascandileando, perdiendo balones y desubicado. Peor fue el agujero de la banda derecha. Salgado, que también estaba ante su primer examen, naufragó. Igual tenía razón el técnico cuando se resistía a la venta de Cicinho cuando se vio que Alves no iba a venir.
Inexplicable resulta la falta de entusiasmo. Peligroso si algunos creen que han ganado algo por cuatro buenos resultados. De eso se puede vivir. En ese apartado se salvan los dos de arriba, Raúl y Van Nistelrooy, que ayer corrieron como en dos partidos para casi nada. Al menos el segundo cazó la única genialidad de Guti y salvó un punto con la ayuda de Saviola. Pero perder el noventa por ciento de los balones divididos da que pensar. ¿Cansancio psicológico o aires de superioridad? Hace tiempo que ya no se gana sólo con el nombre.




