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Diego se hace pasar por Kaká

El partido dejó magníficas noticias en el Madrid. La segunda versión de Higuaín pinta aún mejor que la primera. Marcelo está más hecho de lo que se pensaba. Robben se ha curado pronto. Un buen banquillo evita la deceleración por fatiga en los minutos finales. El público sigue enamorado del equipo. Y en el mercado, para alivio de Calderón, hay alguien que se hace pasar por Kaká. Se llama Diego, lo puso ayer el Werder Bremen en el escaparate del Bernabéu y la hinchada blanca se lo compró sin preguntar el precio, que me temo que va dispararse.

Tiene 22 años, dos piernas, destreza en las jugadas de bote, desborde y último pase. Un mediapunta excepcional. Anoche fue Sneijder y Kaká en uno. Y sin embargo no está en Inglaterra, España o Italia, sino en el tercero de Alemania, sospecho que porque le cuesta hacerse al medio ambiente. Con dieciséis años jugaba en el Santos y antes de cumplir los veinte él y Robinho le hicieron campeón. Lo compró el Oporto y se estancó hasta ganarse fama de futbolista perezoso y distraído. El verano pasado se marchó al Werder y cerró el curso como mejor jugador de la Bundesliga. Entonces le llamaron para liderar a Brasil en la Copa América y acabó jugando cuatro ratitos (81 minutos). Perdió el sitio ante Julio Baptista, que así es el fútbol. Su carrera viaja en una montaña rusa. Para encontrar su techo hay que hacerle comandante, aceptarle como eje de rotación del equipo. El Werder lo ha hecho. ¿Lo haría el Madrid?