Doble cara muy peligrosa
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Nadie puede decir que el Madrid de Schuster sea previsible, ora espectacular, ora desesperante y, lo de ayer, que fue una mezcla de lo mejor de Villarreal y lo peor del pasado sábado contra el Almería. Durante setenta minutos, la grada estuvo acongojada y al borde la bronca. Los veinte restantes fueron de deleite y fina elegancia. Desconcertante. Lo que permanece en Champions es el instinto goleador de Raúl y Van Nistelrooy. Con ellos, al margen de jugar mejor o peor, parece garantizado el gol. Y eso, en estas liguillas tan asequibles, donde te puedes permitir dos fallos y medio en seis partidos, te acaba dando el pasaporte para octavos sin excesivos apuros.
Al menos los técnicos habrán tomado nota de la buena disposición de dos suplentes: Marcelo e Higuaín. Ambos están para disputar la titularidad. No podemos decir lo mismo de Gago, al que le sigue faltando jerarquía para un puesto de tanta responsabilidad. Del resto, Guti sigue dejando algunas dudas cuando luce entre los fijos. Ayer se salvó de la repulsa popular por engendrar la jugada del segundo gol. Lo mismo podríamos decir de Cannavaro, empequeñecido por la aparición de un eficaz Metzelder. Y sobre Sneijder, no vendría nada mal dejarle reposar la gloria acumulada en tan poco tiempo. Lo digo porque ayer buscó en exceso el adorno cara a la galería. Finalmente, una nota positiva. Con el 2-1 a favor, nadie cayó en la tentación de especular.




